¿Donde están todos?
Bien, había llegado ¿Y ahora que iba hacer? ¿Donde iba a buscar? ¿Estaría muerto? ¿Estaría bien? Preguntas como esa rodaban por la mente agobiada de Sam.
-¿Donde estas querido?-Gritó aun estando en el carro, acto seguido abrió la puerta y se bajo un poco molesta.
Eran las 2:50 A.M y no tenia idea por donde comenzar a buscar, si es que estaba en Georgia claro.
-¡Diablos!-Aulló enfurecida y corrió a la casa donde vivía Spencer.
La puerta estaba cerrada con llave y decidió romper una ventana. Con la mano sangrando se colo dentro de la casa y busco hasta en el baño pero no había nadie, subió las escaleras gritando el nombre de Spencer pero nadie respondió.
-¿Donde están todos cuando más los necesitas?-Se dijo a ella misma y luego comenzó a gritar nombres
-¡Ellen, Evan, Ellie, Priscilla!-Se detuvo enojada
-¡Vamos! ¿Es enserio? ¿Nadie?-Exclamo resignada
-¿Val?-Termino agotada y entro al cuarto de Spencer, se tiro en la cama y comenzó a llorar, sus pensamientos le oscurecían la mente
-¿Por qué me pasa esto a mi?-Comenzó a decirse
-¿Por qué Spencer? ¿Por qué tenia que conocer el secreto? ¿Por qué lo tengo que amar?-Sus manos fueron directo a la cara y entonces recordó que estaba sangrando pero no le importo, se sentía frustrada y triste, todo lo que alguna vez amo, todo lo que alguna vez le importo ya no estaba, se había simplemente esfumado, desaparecido, asi como desaparece el humo de un cigarrillo. Se sentía más sola que nunca, todas las personas que solían rodearla se había ido, hasta la hermana que nunca antes había estado con Ella.
Se levanto de la cama frustrada y con el rimmel corrido a causas de las lagrimas, una vez de pie se sintió ligeramente mareada y vio como todo a su alrededor se nublaba y ella caía.
Se había desmayado.
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