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jueves, 27 de febrero de 2014

He visto la luna en sueños (Parte II )

Al siguiente día volví y ella estaba sorprendida, iba los 3 días a la semana que ella trabajaba y hablábamos  de su vida, de su niñez y de cómo termino en ese lugar, hablábamos de lo miserable que se sintió cuando su tío la violo y de la impotencia que sentía al no poder decírselo a su madre ya que estaba 3 metros bajo tierra.
Así pasaron semanas que se volvieron meses, ansiaba la hora de salir del trabajo solo para ir a verla, la pensaba mientras trabajaba, mientras cocinaba, mientras me duchaba, la pensaba en cualquier momento, nunca la había visto desnuda, no quería que ella pensara que pagaba para verla desnuda, yo pagaba para verle el alma a través de sus ojos, pagaba para escucharla, pagaba para quererla con mi alma aunque eso me dejara en quiebra.

Tenía que dejar salir esas 2 palabras que chocaban en mi mente, esas 2 palabras que apenas podían definir lo que sentía por ella, que era aún más grande que 5 letras juntas.

—Te amo
Sus ojos se iluminaron
—La vida querido mío—Suspiro—La vida no es más que un pensamiento que lentamente se va desvaneciendo…
Baje la mirada mientras sentía la frialdad de la suya
—La regla número 1 es: “No enamorarse de un cliente” y la he roto
Me beso por primera vez y la abrace
—Ven conmigo, vive conmigo, ama conmigo, deja este lugar, esto no es para ti, tú no eres una mujer de una hora, tú eres una dama para toda la vida—Le susurre al oído
Ella se apartó y negó con lágrimas en los ojos
— ¿Qué vas hacer?—Bajo la cabeza— ¿Qué vas hacer una vez que te artes de mí? ¿Botarme de tu casa? ¿Botarme de tu corazón? ¿De tu mente? ¿De tu ser?

Me acerque a ella pero retrocedió
—Entiende—Dijo con la voz temblorosa—Que si salgo de donde estoy viviendo no puedo volver
— ¡Es que tú no volverás allá! Ni aquí—La agarre por los hombros—Confía en mí
— ¿Qué pasara el día que dejes de amarme?
— ¡Nada! Porque ese día nunca llegará

Luego de nuestra intensa discusión logre convencerla de irse de ese lugar sin mirar atrás y una vez estando en la cama de mi casa le hice el amor por primera vez, toque su alma, esa que solo lograba ver en cada parpadeo de sus ojos.
Pasamos la noche en mi cama en donde la hice mujer por primera vez, durmiendo juntos, eso era lo mejor que podía pedir. Tenerla a mi lado.

A la mañana siguiente me levante de golpe y no la vi y me asusté, salí corriendo y al llegar a la sala me impacté de lo que vi e inmediatamente lágrimas salieron de mis ojos

— ¿Cómo pudiste hacerlo?—Le grite al cuerpo sin vida que yacía colgando de una soga amarrada a una viga del techo
Me derrumbe en el piso frió y pude ver un papel tirado en el piso junto a la silla volteada donde seguramente se había parado antes de colgarse, lo abrí y decía:

El amor es igual a la locura, por amor hacemos cualquier cosa, y he encontrado los dos, amor y locura.
Por amor enloquecí y me volví loca de amor por ti y quiero que siempre recuerdes querido mío que la vida no es más que un pensamiento que lentamente se va desvaneciendo.

¿Cómo diferenciamos el amor de la locura?
¡No podemos! Porque amar es enloquecer…

Te amo
Karen.


Tenía que admitir que hasta muerta se veía bella.

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